Prevenir es importante para optimizar la adherencia terapéutica al tratamiento radioterápico en la piel
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La Fundación Jiménez Díaz organizó recientemente, en formato presencial y online, la sesión divulgativa “Cuidados de la Piel en Pacientes tratados con radioterapia” para informar a las personas afectadas por cáncer acerca de este abordaje terapéutico, de cómo puede afectar a la piel en determinadas patologías, y de qué estrategias pueden aplicar para prevenirlos o abordarlos.
Con este taller, impartido dentro de la “Escuela de cuidados del paciente oncológico” del hospital madrileño por parte de especialistas en Oncología Radioterápica y personal de Enfermería, “hemos querido trasladar los cuidados que realizamos y las recomendaciones, tanto antes del tratamiento, de forma preventiva, como durante el mismo, para lograr que este sea lo más eficaz posible, minimizando los efectos adversos”, explica el Dr. Ignacio Azinovic, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica de la Fundación Jiménez Díaz, convencido de que “conocer esas medidas preventivas y curativas facilitará la comprensión de los tratamientos por parte de nuestros pacientes y mejorará la tolerancia a los mismos”.
La radioterapia es un proceso de absorción de energía, donde la radiación interactúa con los tumores depositando su energía en ellos. “Esos procesos radiobiológicos llevan a la rotura del DNA y, en última instancia, a la muerte celular tumoral”, apunta por su parte el Dr. José Vara Santos, jefe asociado del Servicio de Oncología Radioterápica del hospital, precisando que “los tumores malignos son más radiosensibles que el tejido sano, salvo las mucosas y la piel, muy sensibles a la radioterapia, que puede provocar mucositis y radiodermatitis”.
Afectación de la piel en los distintos tumores
Este tipo de terapia es fundamental en el tratamiento, entre otro tipo de tumores, del cáncer de mama, dado que “hasta un 80 por ciento de las pacientes diagnosticadas de esta neoplasia necesitarán ser tratadas con radioterapia en algún momento de su proceso, ya sea de forma precoz y complementaria a la cirugía o para paliar síntomas como el dolor óseo, metástasis cerebrales, etc, en los casos en el que el tumor se haya extendido por otras partes del cuerpo”, añade el especialista.
En este contexto, la piel que cubre el tejido mamario es atravesada por la radiación y, como consecuencia de ello, puede verse afectada por la misma, en mayor o menor grado, provocando radiodermatitis. No obstante, hay que tener en cuenta factores extrínsecos, como el tipo de energía administrada, la dosis total, el fraccionamiento, la técnica de intensidad modulada o haber recibido quimioterapia previamente, entre otros aspectos.
En el caso de pacientes con tumores de cabeza y cuello, la Dra. Claudia Marcela Díaz Silvera, médico adjunto del citado servicio, señala que esta zona del cuerpo se ve habitualmente afectada, ya que en la mayoría de los casos “el tratamiento incluye los niveles ganglionares cercanos a la piel, manifestando sequedad, enrojecimiento, descamación y, en algunos casos, dolor, inflamación o alteración de la sensibilidad durante y después del tratamiento”.
En cuanto a los tumores cutáneos, el Dr. Walter Armando Vásquez, médico adjunto del mismo servicio, reseña que los más comunes son el carcinoma basocelular, el carcinoma epidermoide, el melanoma y el carcinoma de células de Merkel, y que, “en su mayoría, suelen estar relacionados con la exposición solar, manifestándose como lesiones costrosas en la piel, manchas con color oscuro o lunares que cambian de color o tamaño”. En este tipo de tumores, como confirma el oncólogo, la afectación de la radioterapia es habitual en la fase aguda, generando radiodermitis y, en ocasiones, ulceración de la piel.
Durante la sesión se hizo hincapié en el impacto de la radioterapia en los tumores mencionados, pero también se aclaró que no todos los tratamientos generan radiodermitis, ya que depende de la cercanía de la piel a la localización del tumor que se deba tratar o de la dosis que se prescribe. Por ejemplo, mientras los pacientes de cáncer de pulmón o próstata no suelen presentar afectación en la piel, aquellos que tienen cáncer del canal anal o vulva presentan con frecuencia algún grado de radiodermitis y mucositis.
Cuidados y seguimiento
El Servicio de Oncología Radioterápica de la Fundación Jiménez Díaz cuenta con consultas de enfermería protocolizadas a lo largo de todo el proceso del tratamiento radioterápico en las que los pacientes reciben información y formación para realizar los cuidados de la piel. El objetivo es lograr la mayor adhesión a las recomendaciones -entre ellas, la hidratación con cremas específicas para pieles que reciben radiación, evitar la exposición solar directa, así como el contacto con productos químicos o cosméticos irritantes- para así minimizar los efectos secundarios”, añade la Dra. Díaz.
Las enfermeras Gladys Almeyda, Carla del Amo y María Sánchez explicaron por su parte que el abordaje de los cuidados de los pacientes en Enfermería se realiza en dos fases. La primera, antes de iniciar el tratamiento, en la que se realiza la primera consulta con una valoración general de las constantes vitales, estado nutricional, dolor, estado de la piel, entre otros. Mientras, se explican los cuidados preventivos y recomendaciones a tener en cuenta, que se recogen después en un informe en el Portal del Paciente -aplicación propia del hospital-. La segunda fase se lleva a cabo una vez comenzado el tratamiento, realizando una consulta semanal programada para hacer un correcto y estrecho seguimiento, resolver dudas y ofrecer recomendaciones, entre las que destacan la importancia de la higiene corporal con gel sin parabenos y la utilización de tejidos de algodón, lino o seda, entre otros.
El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, fundado hace más de 80 años por el Dr. Carlos Jiménez Díaz, mantiene un concierto con la sanidad pública desde el año 1953, por el que presta servicio sanitario público a la sociedad española.
Siguiendo los compromisos del grupo al que pertenece, Quirónsalud, sus profesionales llevan a cabo labor asistencial, docente e investigadora. Así, mantiene acuerdos con la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras entidades, y cuenta con su propia Escuela de Enfermería. Su Instituto de Investigación Sanitaria fue creado en 2009 por Convenio con la UAM y acreditado en 2010 y reacreditado en 2021 por el ISCIII para un periodo de 5 años.